El pensamiento estoico es un concepto desarrollado hace más de mil años y que sigue estando de absoluta vigencia. Este pensamiento filosófico intenta hacernos la vida más fácil, y argumenta que la felicidad depende únicamente de nosotros.
En la búsqueda de una vida plena y significativa, los estoicos ofrecen ideas valiosas que trascienden la búsqueda convencional de la “felicidad”. En lugar de fijarse en el elusivo concepto de felicidad, abogan por una vida caracterizada por la serenidad y la sabiduría.
Para la filosofía estoica es la máxima profunda de discernir entre lo que está bajo nuestro control y lo que está más allá de nuestra influencia. Esta sabiduría nos invita a liberarnos de las circunstancias externas, reconociendo que algunas cosas están más allá de nuestro poder. Al interiorizar este principio, podemos cultivar una existencia serena basada en la aceptación y la resiliencia.
Al cambiar nuestra perspectiva de la “felicidad” comúnmente buscada, podemos explorar un enfoque más holístico del bienestar. Al distinguir entre aspectos hedónicos y eudaimónicos, reconocemos que la búsqueda del placer inmediato a menudo domina nuestra búsqueda de la felicidad. Los estoicos, sin embargo, nos alientan a profundizar en el bienestar eudaimónico, un estado que se logra a través de una vida con propósito y la búsqueda de nuestro verdadero potencial.
En lugar de perseguir placeres fugaces, se nos insta a alinear nuestras acciones con un sentido de propósito, contribuyendo a una sensación de plenitud más profunda y duradera. Este cambio de enfoque, del bienestar hedónico al eudaimónico, se alinea con las enseñanzas estoicas de vivir virtuosamente y en armonía con nuestro verdadero yo.
En esencia, los estoicos nos guían hacia una vida de tranquilidad y sabiduría, enfatizando que el verdadero bienestar surge no de la búsqueda de placeres momentáneos sino de la búsqueda de una vida vivida con propósito y virtud. Al adoptar estos principios, nos embarcamos en un viaje hacia una sensación de plenitud más profunda y duradera.
El bienestar hedónico se enfoca en la búsqueda del placer y la evitación del dolor. Se asocia con la experiencia subjetiva de felicidad y la maximización de las emociones positivas minimizando las negativas.
El bienestar eudaimónico, por otro lado, se centra en vivir de acuerdo con el verdadero yo y en realizar el propio potencial. Implica perseguir metas significativas, crecimiento personal y participar en actividades que contribuyan a una sensación de propósito y realización.
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¿Cómo llegamos a un bienestar integral?
Esta pregunta es de las más recurridas en la filosofía y en la historia de la humanidad, cientos de filósofos se han preguntado esto, cada uno ha encontrado una respuesta a esta gran incógnita, por eso podríamos decir que el bienestar integral es algo relativo (Se podría decir que diferente para cada una) y lo es. La mayoría de religiones teístas aseguran que siguiéndolas encontrarán la verdadera felicidad en la mano de algún dios o alguna deidad divina, en otros casos se afirma que encontrarás la absoluta y sagrada felicidad conociéndote y amándote.
El Estoicismo
El estoicismo es una escuela filosófica fundada por Zenón de Citio (Filósofo Griego) en el año 601 a.c. Su doctrina filosófica está basada en el control de las pasiones y hechos que perturban la vida, con el objetivo de enfrentarlos con valentía, y su último fin es encontrar la felicidad y la sabiduría dejando a un lado los bienes materiales.
Los estoicos nos aseguran que podemos alcanzar la libertad, la felicidad absoluta y la paz en un paso, “Dejar a un lado las condiciones y los bienes materiales y llevar nuestras vidas por el camino del bien y la virtud”.
La filosofía no promete asegurar nada externo al hombre: en otro caso supondría admitir algo que se encuentra más allá de su verdadero objeto de estudio y materia. Pues del mismo modo en que el material del carpintero es la madera, y el del escultor, bronce, el objeto del arte de vivir es la propia vida de cada cual.” Epicteto, Discursos, 1.15.2
Claves para vivir mejor con una felicidad plena
En primer lugar, hay que definir lo que está bajo nuestro control y lo que no. Lo primero hay que trabajarlo para desarrollar una estrategia que nos permita llegar a nuestros objetivos; y con respecto a lo segundo, o se acepta o se evita, pero nunca se debe ofrecer resistencia. No podemos cambiar lo que sucede, pero sí el modo en el que lo afrontamos.
La segunda clave se encuentra entre lo que es cierto y lo que es una impresión. De lo cierto, después de comprobar su veracidad, nos podemos fiar; por el contrario, damos por cierto cosas, situaciones y actuaciones que simplemente son una impresión que no se ha comprobado y de las que no tenemos evidencias ciertas. Y aunque luego esa impresión sea finalmente correcta, solo hay que creer como absoluto lo verificado. Así nos ahorramos dolores de cabeza y malos pensamientos.
3 Pasos para alcanzar la felicidad como los estoicos
A continuación vamos a ver el paso a paso que seguiría un estoico para saber cómo actuar. Para estar un paso más cerca de la felicidad, de la vida efímera y plena.
Primer paso: ¿Esto está bajo mi control?
La felicidad está en nuestro propio discernimiento. Si no somos capaces de distinguir si algo está bajo nuestro control o no, es muy posible que pongamos nuestra atención en cosas sobre las que no podemos hacer nada.
Esto garantizará nuestra desdicha, no nuestra felicidad.
Ante cada situación que vivamos, debemos analizar qué está realmente bajo nuestro control. Esta habilidad se conoce como dicotomía del control y, como cualquier habilidad, conlleva entrenamiento.
Si lo hacemos a diario, este músculo crecerá y se integrará en nuestra forma de ser. Un día, te sorprenderás pensando así por defecto ante ciertas circunstancias, porque habrás cableado a tu cerebro para que piense así.
Segundo paso: Actuar con virtud de acuerdo a nuestra naturaleza
Ya has diferenciado lo que depende de ti de lo que no en la situación que tienes delante.
Ahora tienes que actuar. Porque si aprendes a diferenciarlo, pero no haces nada al respecto, estás en el mismo punto. No sirve de nada. Al igual que no hay diferencia entre quien no sabe leer y quien sabe leer, pero no lee nunca, si no actúas concentrándote en lo que está bajo tu control, la dicotomía no tendrá ningún sentido.
Séneca define la virtud como la «recta razón». Por lo tanto, para actuar con virtud debes razonar. Reflexionar si la acción que vas a llevar a cabo es sabia, justa, valiente y moderada.
Los estoicos decían que la intención de nuestras acciones está bajo nuestro control total. Por lo tanto, si actuamos con buena intención, haciéndolo lo mejor que sepamos, estaremos actuando con virtud.
El resultado puede ser bueno o no serlo. No está bajo nuestro control. Pero la intención con la que hacemos nuestras acciones sí lo está, y es ahí donde debemos poner la atención.
Tercer paso: Ataraxia por actuar bien
La ataraxia estoica es la serenidad de ánimo, la tranquilidad de espíritu. Algo similar al nirvana de los budistas, aunque no se alcanza por el mismo medio.
Sin ataraxia, sin tranquilidad, es difícil por no decir imposible ser feliz. Los estoicos alcanzaban la ataraxia cuando actuaban con virtud en lo que podían controlar y aceptaban con serenidad lo que no. Lo que ocurría no estaba bajo su control, pero sí cómo respondían a ello.
Si tenemos una vida con más ataraxia que emociones negativas, es más probable que alcancemos una vida feliz. Gracias a nuestras acciones y gracias a la ecuanimidad.
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