Para empezar, podemos definir qué es la ansiedad y qué la provoca.
La ansiedad es considerada un mecanismo de defensa que aparece ante un suceso en el que la mente percibe una amenaza. En consecuencia el organismo se mantiene alerta y en disposición de reaccionar si es necesario.
Todos estamos programados para esto, se considera normal en cualquier proceso adaptativo. En estos casos no representa ningún riesgo para la salud.
Cuando se sale de proporciones normales, la ansiedad puede manifestarse de diferentes formas, creando ataques que son difíciles de controlar ya que alteran el comportamiento y la reacción ante los detonantes.
En estos casos se considera un trastorno.
Síntomas más comunes de la ansiedad:
1. Tensión muscular
2. Sudoración excesiva
3. Cambios en la frecuencia cardíaca
4. Dolores de cabeza o migrañas fuertes
5. Resequedad en la boca
6. Dificultad para respirar
7. Temblores incontrolables
8. Descompostura de estómago
9. Náuseas
10. Exaltación nerviosa ante cualquier estímulo
Una persona con ansiedad es fácilmente reconocible, supera los niveles normales de reacción ante una situación compleja. Basta con analizar su comportamiento y evidenciar algunos de los patrones listados previamente.
La tensión muscular, por ejemplo, no es pasajera sino que permanece durante un tiempo considerable, deviniendo en dolores que pueden llegar a ser crónicos.
Cuando esto pasa, es más probable que haya exaltaciones constantes ya que los nervios pueden llegar a comprimirse en el proceso mismo, hay tanta tensión acumulada que la respuesta ante un estímulo es reactiva.
Debido al nerviosismo aumentado, puede haber sudoración solo con sentir la ansiedad, sin necesidad de que el cuerpo esté realizando alguna actividad física o movimiento.
También se puede presentar Taquicardia y una sensación de ahogo que imposibilita a la persona a actuar coherentemente.
La ansiedad es considerada uno de los trastornos más comunes en la sociedad. Entre un 15 a un 20 % de la población lo sufre en algún momento de su vida, sin necesariamente tener manifestaciones exactas en todos.
La ansiedad se manifiesta tanto a nivel emocional como físico. Es por esto que podemos notar tanto cambios a nivel de comportamiento como cambios tangibles en el organismo. Ser conscientes de ellos y acudir a un especialista a tiempo, representa la posibilidad de encontrar el origen y solventarlo con un tratamiento.
Estudios arrojan resultados sobre el uso de drogas y como estas desencadenan en situaciones de ansiedad. Incluso, algunas personas son más sensibles a sustancias como la cafeína y la teína.
Algunos tipos de ansiedad:
1. Trastorno de ansiedad generalizada: Su diagnóstico se da cuando la ansiedad ha permanecido por más de 6 meses, sus síntomas pueden percibirse todos los días y el nivel de nerviosismo del paciente ha ido aumentando sin razón aparente.
2. Trastorno de pánico o ataque de ansiedad: Es reconocido por unas crisis recurrentes que suceden de manera espontánea. La sensación que se experimenta es extrema, la persona que lo padece siente que puede llegar a morir.
3. Trastorno por estrés post-traumático: Está dado por secuelas traumáticas de accidentes o sucesos impactantes en la vida de una persona. En estos casos la persona suele tener recuerdos constantes del suceso y esto es lo que le genera un nivel anormal de ansiedad.
Es importante saber reconocer los síntomas de la ansiedad para tomar postura ante lo que debe hacerse.
Sin embargo, más importante aún, es saber de qué tipo son los síntomas, si son síntomas físicos, es decir que se manifiestan en el organismo como la taquicardia, la sudoración, la falta de aire, los temblores en miembros superiores e inferiores. Muchas veces se siente una opresión fuerte en el pecho que imposibilita la correcta respiración.
Los síntomas sociales por ejemplo, se perciben como un temor a socializar, a tener que confrontar a alguien, el relacionamiento en general. Por ende, una persona con ansiedad tiene a aislarse, encerrarse y ensimismarse porque además encuentran problemas para comunicarse con otras personas.
Existen también síntomas psicológicos como la necesidad de huir de un lugar por miedo a un peligro que parece inminente. Gran inseguridad y sensación de vacío.
De aquí se derivan síntomas de conducta como falta de atención, agresividad en algunos casos cuando sienten que deben protegerse de algo.
En conclusión, saber identificar estas características, va a permitirnos buscar ayuda para quien lo sufre. Buscar un diagnóstico y acompañamiento profesional es inherente a los resultados y posibilitar una mejora actuando anticipadamente es clave en este tipo de padecimientos psicológicos.
Por Juan Pablo Salazar Arias, MD